dimanche 2 septembre 2018

17 de junio: Atlanterhavsvegen

Habíamos subido hacia Bud para recorrer los escasos kilómetros (30 en total) de la ruta del Atlántico (Atlanterhavsvegen). En algunas guías la describen como la carretera más bella del mundo. No me voy a pronunciar, pero sí es muy particular porque recorre múltiples islas con puentes sobreelevados entre ellas. Se ven pescadores de todas las edades y nacionalidades.




Decidimos pasar de Kristiansund en la costa porque no parecía nada especial (¿tal vez nos equivocamos?). Únicamente paramos en un parque de bolas para niños donde los nuestros se desfogaron algo. Ya nos estaban pidiendo más parques de atracciones, que eso de los paisajes y peces está bien, pero un parque de atracciones es mejor.

Dormimos en la carretera antes de Trondheim (se me ha perdido la localización). Un sitio precioso.



Desde el principio del viaje vimos que en ningún momento se hacía de noche, algo de penumbra se nota sobre las 1-2 de la mañana con la salida del sol oficialmente a las 3:30. Casi estábamos en el punto más septentrional de nuestro viaje, y no llegaríamos a ver el sol de medianoche (para ello hay que subir por encima del círculo polar ártico y nos quedaba muy lejos aun). Esta foto se sacó sobre las 12 de la noche. Aun que se ponga el sol, se puede ver una luz rosada parecida al alba en el horizonte en todo momento, ya que el sol está muy cerca del horizonte. Físicamente se notan las muchas horas de luz: uno necesita menos sueño y me sentía con una energía especial sobre todo por las tardes que se hacen muy largas.


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