Preciosa Trondheim, con menos turistas que Bergen e igual de bonita.
Buscamos algo para comer en el puerto, pero además de haber muchísimo viento el restaurante de pescado no estaba abierto. Por la noche tiramos la casa por la ventana y probamos un restaurante noruego: malo, caro. Menos mal que había leche y galletas en casa.
Dormimos en un aparcamiento de autocaravanas en las afueras de la ciudad, muy prácticamente ubicado cerca de un parque acuático que teníamos previsto visitar al día siguiente.
Nuestro segundo día en Trondheim fue dedicado a Pirbadet, con sus toboganes de agua, su sauna, su todo. A los chicos les robaron la ropa, a saber quién puede tener ganas de llevarse un chándal y calzoncillos talla 8 años, pero hecho es que los niños tuvieron que compartir ropa y papá ir a buscar la autocaravana en bañador (y no hacía calor).
Ya acabamos la subida hacia el norte, toca volver a bajar y ver anochecer otra vez. Bajaremos por el interior del país. Primer destino: Røros, patrimonio de la UNESCO. Dormimos a medio camino.





















































